El impacto del bienestar integral se extiende mucho más allá de cómo se sienten las personas : afecta la cantidad de días de incapacidad laboral, su productividad, el agotamiento mental y emocional, el clima laboral y la cultura, además de la probabilidad de dejar la compañía cuando conocen otras que apuestan por el bienestar.
Todos queremos tener colaboradores productivos y enfocados además de equilibrados pero lograrlo requiere esfuerzo, modelamiento y constancia en las directrices que damos y las conductas que tenemos, no basta con tener un bonito letrero con los valores de la empresa, necesitamos que estos circulen por nuestras venas y vivamos acorde con ellos.
El bienestar es algo que es difícil de definir y, sin embargo, todos tenemos una comprensión de lo que es. Se deriva de cómo te sientes contigo mismo y con tu vida, si las cosas van bien y cómo te enfrentas al estrés.
El bienestar y la salud mental se ha convertido en el centro de nuestra conversación en las empresas, pero no basta con entender la prioridad que estos tienen necesitamos entender e incorporar las estrategias que la ciencia del comportamiento y la neurociencia aplicada han desarrollado para lograr ser productivos sin sacrificar el equilibrio.
Segun expertos como Richard J. Davidson el bienestar no es una ‘cosa’ estática, sino un conjunto de habilidades que podemos practicar y fortalecer, como aprender a tocar un instrumento musical o andar en bicicleta, requiere de atención enfocada, práctica y aprendizaje de los errores.
Los estudios recientes revela que hay cuatro áreas de entrenamiento mental que pueden mejorar significativamente el bienestar integral: la resiliencia, la esperanza, la conciencia y la generosidad. “Cada uno de estos cuatro elementos tiene sus raíces en circuitos neuronales, y cada uno de estos circuitos neuronales posee la capacidad de expandirse gracias a la neuroplasticidad”, explica Davidson. “Entonces sabemos que si ejercitamos estos circuitos, se fortalecerán”.
Cuando ampliamos la perspectiva del bienestar más allá de bonitas frases «instagrameables» podemos entender como llevar al mundo de los negocios la ciencia del comportamiento y lograr que las personas expresen su potencial, se sientan ganadoras, logren disfrutar de sus vidas y tengan buenos ingresos en el camino.
La neurociencia nos ha enseñado que nuestros cerebros se moldean constantemente, consciente o inconscientemente, la mayoría de las veces inconscientemente, tristemente porque solo el 10% de las personas se apropian de su desarrollo neuronal y espero que tu que me estás leyendo seas uno de ellos. La ciencia detrás del bienestar como una habilidad hace posible un mundo más amable, más efectivo y con mejor salud. Lo que sabemos sobre la neuroplasticidad nos da el poder de moldear nuestros cerebros y reprogramar las mentes con intenciones más claras.
Ya el tema de la programación mental y el entrenamiento cerebral salieron de la ciencia ficción y entraron a nuestras oficinas, cada vez somos más los profesionales en el mundo que nos dedicamos a estudiar cómo lograr un cerebro con rendimiento extraordinario, cuales son las soluciones para combatir el estrés tóxico, minimizar el riesgo de error humano y mejorar significativamente el bienestar y el rendimiento para promover la salud y la seguridad en el lugar de trabajo desde las bases científicas.
La productividad con bienestar parte de capacitar a las personas para que sepan lo que deben hacer por sí mismas para cultivar la salud mental, el bienestar físico y la productividad consciente, que logren salir de estar ocupados a ser proactivos.
“La productividad nunca es un accidente. Siempre es el resultado de un compromiso con la excelencia, una planificación inteligente y un esfuerzo enfocado”. —Paul J. Meyer
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