¿Y si te dijera que tu cerebro no quiere que crezcas?

No porque sea malo.

Ni porque esté en tu contra.

Simplemente porque su trabajo principal no es que seas feliz, ni creativo, ni exitoso.

Su trabajo es que sobrevivas. Punto.

Tu cerebro fue diseñado para protegerte, no para lanzarte al vacío de lo nuevo. Por eso, cada vez que te planteas algo diferente, desafiante o incómodo… aparecen los saboteadores: “no es el momento”, “¿y si sale mal?”, “¿para qué te vas a meter en eso?”

No es flojera. Es biología.

Tu amígdala cerebral lleva millones de años haciendo lo mismo: gritarte “¡peligro!” cada vez que te sales del guion conocido. No distingue entre un tigre dientes de sable o un cambio de carrera. Todo lo que huela a incertidumbre, lo etiqueta como amenaza.

Y claro… ahí te quedas. Esperando el momento perfecto, que nunca llega.

Pero hay una buena noticia (sí, una sola, pero es poderosa): el cerebro se puede entrenar. Puedes enseñarle a dejar de frenar y empezar a empujar.

¿Cómo? Cambiando tus frecuencias cerebrales. Suena a ciencia ficción, pero es neurociencia aplicada.

Cuando operas en modo “hibeta”, estás en estado de supervivencia: alerta, tenso, lleno de excusas y pensamientos catastrofistas. Pero cuando logras pasar a frecuencias más reguladas —como alfa o theta—, tu cerebro cambia de chip. Literal.

En vez de defenderse, se abre.

En vez de paralizarte, te inyecta motivación.

Los cerebros que operan desde ahí… son otra cosa.

Son los que piensan con claridad mientras otros se bloquean.

Los que arriesgan cuando todos se frenan.

Los que se mueven, incluso con miedo, porque saben que la comodidad es la mayor de las trampas.

¿Quieres resultados distintos? Pues empieza por tener un cerebro distinto. No más brillante. No más inteligente. Sino mejor entrenado.

Y no, no necesitas nacer genio.

Necesitas incomodarte. Exponerte a lo nuevo. Hackear tus hábitos. Romper patrones. Y entrenarte como si tu vida dependiera de ello.

Porque, te digo algo: a nivel biológico, depende de ello.

Así que la próxima vez que sientas que el miedo te paraliza, recuerda esto:

Tu cerebro está haciendo su trabajo.

Ahora te toca a ti enseñarle uno mejor.

¿Te gustó este texto? Si quieres entrenar tu mente para que sea tu aliada —y no tu saboteadora profesional—, en el programa Super Cerebro te enseño cómo cambiar tu biología para cambiar tu vida.

Y no, no necesitas meditar en el Tíbet, ni sumergirte en una bañera de hielo. Solo necesitas entender cómo funciona tu sistema nervioso y aplicarlo a tu vida real, el de los pendientes, los retos y las decisiones difíciles.

Nos vemos en el gimnasio mental.

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