«No puedo parar de pensar», «siento que mi mente está fuera de control», estas son algunas de las frases que escucho frecuentemente de mis clientes, quienes sienten que su mente ha entrado en una velocidad imparable.
La intoxicación digital que vivimos cada día (correos, whatsapp, notificaciones) son el acelerador que mantiene activa la respuesta de lucha y huida en el cerebro, haciendo que nuestra mente se mueva entre el pasado tormentoso de los errores cometidos y el terror al futuro incierto, llevándonos a un bucle de ventanas mentales infinito, sin anclarse en ninguna, por esto es que perdemos el foco en las tareas relevantes y la concentración.
El «Síndrome de Pensamiento Acelerado» (SPA) ha generado un impacto significativo en la sociedad actual. Este trastorno de ansiedad se origina principalmente debido a la sobrecarga mental de información, a menudo atribuida al uso generalizado de dispositivos móviles. El Dr. Agustín Cury, reconocido psiquiatra brasileño, ha acuñado este término, destacando su relevancia como «el mal del siglo».
Según Cury, aproximadamente el 70% al 80% de la población, incluyendo a los niños, experimentan manifestaciones de este síndrome. En su opinión, este trastorno es incluso más prevalente que la depresión, y su impacto no debe ser subestimado. Estas afirmaciones se encuentran respaldadas por diversas investigaciones en el campo de la salud mental.
Los pensamientos acelerados son como una montaña rusa en tu mente: rápidos y a menudo repetitivos. Pueden resultar abrumadores y causar preocupación. Es posible que te encuentres pensando de manera constante en un problema financiero, reviviendo un momento embarazoso o sintiendo miedo intenso hacia una fobia. Estos pensamientos pueden escalar y volverse más intensos según estudios de la Dra Fairlee Fabrett, PhD, psicóloga del McLean Hospital, afiliado a Harvard.
Cuando tienes pensamientos acelerados, es como si tu mente estuviera corriendo a toda velocidad. Te resulta difícil ralentizar esos pensamientos y no puedes relajarte por completo. La concentración en otras cosas se vuelve complicada, ya que tu mente sigue centrada en un problema que parece crecer desproporcionadamente. Incluso puedes comenzar a imaginar escenarios catastróficos o los peores resultados posibles.
Cuando nuestros pensamientos se aceleran de manera intensa, es probable que experimentemos desafíos emocionales (ira, frustración, miedo) y tengamos una menor tolerancia al estrés y menor resiliencia ante las dificultades. Esta rápida construcción de pensamientos también puede llevarnos a repetir errores, sentirnos emocionalmente más vulnerables, experimentar fatiga extrema y tener dificultades para disfrutar de momentos de calma, debido a la ansiedad y la preocupación constantes.
La diferencia del síndrome del pensamiento acelerado con otro tipo de trastornos de ansiedad como los que aborde en mi libro De ansiosos y estresados a tranquilos y enfocados, se debe a que viene del estilo de vida estresante y agitado, y en muchos casos no hay factores hereditarios, apareció como fruto de nuestros hábitos mentales y de comportamiento.
El exceso de inputs que recibimos está modificando negativamente nuestro cerebro haciendo que este hiperactivo incluso cuando debe restaurarse por medio del sueño y la relajación.
Los pensamientos acelerados también pueden afectar tu sueño, causando insomnio. Es frustrante cuando no puedes conciliar el sueño debido a la velocidad de tus pensamientos o que solo duermes un par de horas y te levantas cansado. Esta aceleración permanente afecta también otros aspectos de tu organismo causando problemas intestinales, bajas en el sistema de defensas y a veces incluso aumento de la presión arterial, dolores de cabeza frecuentes y musculares, los cuales son signos de alarma de que el cerebro está agotado por el exceso de pensamientos y preocupaciones.
A nivel laboral y personal es realmente desgastante cuando no somos capaces de relacionarnos con personas que van a diferentes velocidades, yo lo viví cuando estuve agotada y me sentía más irritable, con dificultad para manejar la frustración y trabajar en equipo o convivir con personas más tranquilas.
¿Cuales son las consecuencias de vivir con el pensamiento acelerado?
Cuando tienes una mente que va a mil por hora, es posible que experimentes alteraciones en tu vida diaria y pasen desapercibidas por convertirse en tu «normalidad». Algunos de estos síntomas, como la dificultad para lidiar con personas más lentas, despertar con una fatiga excesiva, sufrir por anticipado o experimentar un déficit de memoria, pueden ser especialmente intensos.
Convivir con personas que tienen un ritmo más lento puede resultar desafiante para ti, ya que tu mente siempre está en movimiento rápido. Esto puede generar frustración y dificultad para adaptarte al ritmo más pausado de los demás, lo que impacta en tu relaciones laborales y el logro de las metas.
Despertar con fatiga excesiva es algo común en una mente hiperpensante. Tus pensamientos pueden seguir girando incluso durante el sueño, lo que dificulta un descanso profundo y reparador que no te permite recargar la bateria para el siguiente día.
El sufrimiento por anticipado es otro síntoma que puede ser abrumador. Tu mente está constantemente preocupada y anticipando el peor escenario posible, lo que puede generar ansiedad y estrés adicionales, limitando tu capacidad de pensamiento estratégico.
El déficit de memoria también puede ser un desafío. Con tantos pensamientos rápidos y constantes, es comprensible que la capacidad de retener información o recordar detalles específicos se vea afectada, ya que limita tu memoria de trabajo y solo te permite apagar el incendio de turno.
Sin embargo, existen estrategias que pueden ayudarte a calmar tu mente aplicando los micropasos y opciones de tratamiento a largo plazo que te permiten restaurar tu sistema nervioso y tener productividad con bienestar:
Micropasos desaceleradores:
Practica la aceptación incondicional: Los pensamientos acelerados a menudo empeoran cuando nos preocupamos por tenerlos. Para liberarte de la ansiedad por pensar en exceso, date permiso para experimentarlos. Reconoce que son solo ruido en tu mente, algo que ocurre a veces, y eso está bien. Esto te dará una sensación de control para que no te sientas impotente. Cuando pongas los pensamientos acelerados en su contexto adecuado, se sentirán menos amenazantes y más fáciles de manejar.
Recuerda la poderosa afirmación «Esto también pasará»
Aplica la atención plena: Ser consciente y practicar la atención plena puede ayudarte a cambiar tus patrones de pensamiento. Por ejemplo, para, y cuenta tus respiraciones. Cierra los ojos y cuenta para ti mismo mientras respiras lenta y constantemente: uno al inhalar, dos al exhalar, y así sucesivamente. Cuando llegues a diez, comienza de nuevo y repite el proceso hasta que te sientas más tranquilo. Esta técnica también es útil antes de dormir, cuando la mente tiende a divagar. Además, practica esta respiración en momentos en los que tus pensamientos no estén acelerados, para que tengas la habilidad cuando la necesites.
Prueba el distanciamiento cognitivo: Nuestra mente generalmente se preocupa por cosas que está convencida de que son ciertas pero, la mayoría de las veces, en realidad no lo son. Puedes equilibrar la tendencia de tu mente a crear películas de terror pensando en escenarios alternativos positivos.
Pregúntate ¿qué pasaría si las cosas salen bien?
Mueve tu cuerpo: El movimiento es útil para calmar tu mente. Por ejemplo, cuando te enfrentes a pensamientos acelerados, realiza una serie de flexiones de brazos, salta diez veces, camina durante cinco minutos o baila una canción alegre. Estas acciones no solo rompen el ciclo de pensamientos acelerados, sino que también dan a tu mente algo en qué concentrarse. Además, incluir ejercicio regular en tu vida, junto con estos breves periodos de actividad puede ayudarte a aliviar la ansiedad y el estrés.
Programa tiempo para preocuparte: A veces, es mejor permitir que los pensamientos acelerados sigan su curso; de lo contrario, pueden quedarse atrapados en un bucle infinito. Para manejar esto, programa un tiempo específico para preocuparte. Cuando surjan pensamientos acelerados de ansiedad, reconócelos, pero dite a ti mismo que no es el momento adecuado para preocuparte y que los abordarás más tarde. Luego, elige un momento determinado en el que te dediques exclusivamente a explorar esos pensamientos y trabajar con ellos durante máximo 15 minutos. Por ejemplo, escribe los pensamientos que vienen a tu mente sin censura, incluyendo todos los peores escenarios que se te ocurran y despues escribe en frente que alternativas pueden existir.
Práctica un mantra: Un mantra es una frase poderosa y sencilla que puedes usar para calmar tu mente. La investigación ha demostrado que repetir un mantra reduce la actividad en la parte del cerebro responsable de la autocrítica y la rumiación, esa tendencia a repasar el pasado y preocuparse por el futuro. Puedes elegir cualquier palabra, sonido o frase que te resuene. Prueba con palabras como «Ommm», frases como «gracias a la vida» o «Todo está bien». Repite tu mantra una y otra vez, enfocando tus pensamientos únicamente en él. Si tu mente se distrae, simplemente respira lento y vuelve a tu mantra. Puedes practicar esto en cualquier momento, incluso mientras conduces o camino a casa desde el trabajo. Es una forma sencilla de encontrar calma y centrarte en el presente.
El entrenamiento mental comienza con la capacidad de darnos cuenta de lo que está pasando en nuestras mentes, te recomiendo llevar un registro de los momento en que te sientes más acelerado de lo habitual y busca detonantes que te hayan llevado hasta allí, la practica hace al maestro entre más practique los ejercicios anteriores mejor te vas a sentir y si quieres desarrollar un programa completo de restauración mental escribeme y con gusto te ayudamos.