Las personas con un cerebro optimizado son altamente productivas, gestionan sus emociones eficazmente y experimentan una profunda satisfacción en sus vidas.

El cerebro ejerce una influencia trascendental en todos los aspectos de nuestra existencia, desde nuestras decisiones cotidianas hasta nuestros hábitos arraigados y las complejas emociones que experimentamos. A pesar de su papel fundamental, la mayoría de las personas apenas reflexionan sobre la importancia de su cerebro, confiando en que éste funcionará adecuadamente por sí solo.

En la última década, hemos acumulado un conocimiento sin precedentes sobre el cerebro humano, superando en avances a toda la historia de la humanidad. Sin embargo, sigue siendo un enigma cómo podemos «gestionar» este órgano tan sofisticado, el más complejo del universo.

¿Cómo podemos evaluar el estado actual de nuestros cerebros?

Las opciones disponibles para esta tarea parecen sacadas de las páginas de una novela de ciencia ficción, desde la electroencefalografía hasta la resonancia magnética funcional y las pruebas neuropsicológicas. Sin embargo, en lugar de depender exclusivamente de estas técnicas avanzadas, podemos observar las señales diarias que nuestro cerebro nos envía, a modo de alertas, de manera similar a como nuestro computador nos notifica su estado. Solo necesitamos aprender a interpretar estas señales para recalibrar o, mejor aún, potenciar su funcionamiento.

¿Te reconoces en alguna de las siguientes situaciones?

– Dificultad para Concentrarse: Te resulta arduo mantener la atención en una tarea durante períodos prolongados, lo que puede afectar negativamente tu productividad y funcionamiento diario debido a distracciones frecuentes y dificultad para enfocarte.

– Problemas de Memoria: Olvidas información reciente o tienes dificultades para recordar eventos pasados importantes, como citas, nombres o detalles relevantes. También puedes experimentar dificultades para retener información recién aprendida.

– Lentitud Mental: Experimentas dificultades para procesar información rápidamente, tomar decisiones o resolver problemas de manera eficiente.

– Fatiga Mental: Te sientes constantemente cansado o agotado mentalmente, incluso después de períodos de descanso, lo que puede indicar un bajo rendimiento cognitivo y afectar tu capacidad para funcionar óptimamente en diversas áreas de tu vida.

– Niebla Mental: Experimentas una sensación de confusión, dificultad para concentrarte, pérdida de memoria y lentitud cognitiva. La niebla mental puede entorpecer tu capacidad para pensar con claridad y procesar información de manera eficiente, especialmente después del impacto del COVID-19.

Si te identificas con dos o más de estas situaciones, es probable que seas una personas que está viviendo en el año 2024 y aún no ha entrenado adecuadamente su cerebro. A diario, recibo numerosas consultas de personas preocupadas por mejorar su concentración y el estado de su cerebro. Sin embargo, es fundamental dejar de reaccionar pasivamente y asumir la responsabilidad de moldear nuestras redes neuronales para afrontar los desafíos presentes y futuros.

Es completamente factible mantener un cerebro sano y resistente al paso del tiempo. Al incorporar en tu vida actividades que desafíen, entrenen y fortalezcan tus redes neuronales, estás construyendo una reserva cognitiva. Esta reserva se refiere a la capacidad del cerebro para resistir y compensar los efectos del envejecimiento, las lesiones cerebrales y otras enfermedades neurodegenerativas. La mejora de esta reserva puede proteger el cerebro y mantener su óptimo funcionamiento a lo largo del tiempo, como han demostrado las investigaciones.

Existen una serie de pequeñas acciones que, al integrarlas en nuestra rutina diaria, contribuyen a mantener un cerebro en forma y, aún mejor, optimizado para enfrentar los desafíos presentes y futuros.

– Mantén tu cerebro activo: Participa en actividades que desafíen tu mente, como resolver rompecabezas, aprender nuevos idiomas, tocar instrumentos musicales, practicar juegos mentales o ejercitar tu cerebro a través de plataformas de gimnasia cerebral.

– Ejercicio físico regular: El ejercicio aeróbico, como caminar, correr o nadar, puede beneficiar la salud cerebral al aumentar el flujo sanguíneo al cerebro y promover la producción de neurotransmisores clave para la función cognitiva.

– Adopta una dieta saludable: Prioriza alimentos ricos en antioxidantes, ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales esenciales para proteger y mejorar la función cognitiva, como frutas, verduras, pescado, nueces y granos enteros.

– Mantén un estilo de vida saludable: Evita el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y el estrés crónico, ya que pueden dañar el cerebro y afectar la función cognitiva. Prioriza el sueño de calidad y busca manejar el estrés mediante técnicas como la meditación y el mindfulness.

– Mantén relaciones sociales positivas: La interacción social significativa puede mantener el cerebro activo y promover la salud mental y emocional.

– Aprende constantemente: La educación continua y la exposición a nuevas ideas estimulan el cerebro y promueven la plasticidad neuronal.

No podemos optimizar un órgano que no funciona correctamente, por lo que el primer neuroreto es revisar qué recomendaciones de las anteriores podemos incorporar en nuestras vidas antes de descubrir las claves para tener un «supercerebro».

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