La vida diaria nos enfrenta a diversas tensiones, desde la congestión vehicular hasta discusiones con seres queridos. Sin embargo, hay un enemigo silencioso que puede pasar desapercibido: el microestrés. Este fenómeno, derivado de situaciones aparentemente insignificantes, puede acumularse sin que lo notemos, afectando nuestra salud mental y física a largo plazo.

Micro estrés vs. Estrés Convencional: Una Diferenciación Necesaria

Mientras que el estrés convencional se manifiesta claramente, el microestrés opera en las sombras. Originado en desafíos diarios que a menudo pasamos por alto, estas tensiones microscópicas se acumulan gradualmente, amenazando nuestra capacidad para llevar a cabo tareas cotidianas y desafiando nuestra identidad.

La Acumulación Silenciosa: Un Desgaste Imperceptible

El micro estrés no es solo una molestia pasajera; es una acumulación constante de tensiones que, aunque parezcan manejables, provocan un desgaste silencioso en nuestros recursos físicos y mentales. Este desgaste puede debilitar nuestro sistema inmunológico, perturbar el sueño y afectar nuestro rendimiento cognitivo, impactando negativamente en nuestra calidad de vida.

Micro estrés: Un Fenómeno Biológico y Mental

El impacto del micro estrés en la biología de nuestro cuerpo y mente es profundo. La forma en que nuestro cerebro procesa la información bajo estas tensiones tiene consecuencias directas en nuestra salud mental. La «memoria de trabajo», esencial para la toma de decisiones y la atención, se ve afectada, generando esa sensación de «niebla mental» durante situaciones estresantes.

El Presupuesto Corporal y las Diversas Fuentes de Micro estrés

Según la neurocientífica Lisa Feldman Barrett, reconocida profesora de psicología en la Universidad Northeastern y autora de Siete lecciones y media sobre el cerebro. Nuestro cerebro, al estar enfocado en asegurar nuestra supervivencia al gestionar el funcionamiento de todos nuestros sistemas (inmunológico, endocrino, gastrointestinal, cardiovascular, respiratorio, entre otros), no diferencia entre las diversas fuentes de estrés crónico. Su principal objetivo es mantenernos vivos de la manera metabólicamente más eficiente posible.

Para lograrlo utiliza un «presupuesto corporal» para evaluar el impacto acumulativo de los factores estresantes diarios.

“Cuando el presupuesto de tu cuerpo está continuamente sobrecargado, se acumulan factores estresantes momentáneos, incluso del tipo de los que normalmente te recuperarías rápidamente. Es como si los niños saltaran sobre una cama”, dice Barrett. «La cama puede soportar que 10 niños reboten al mismo tiempo, pero el undécimo rompe el marco de la cama».

Según los estudios de la Dra Felman existen tres categorías principales de micro estrés que se identifican como agotadoras de la capacidad para realizar tareas, las reservas emocionales y desafiantes para la identidad.

Micro estresores que afectan la capacidad de desempeño

  • Desalineación entre colaboradores en cuanto a sus roles o prioridades.
  • Incertidumbre acerca de la confiabilidad de los demás.
  • Comportamiento impredecible de personas en posiciones de autoridad.
  • Demandas colaborativas diversas y de gran volumen.
  • Aumento de responsabilidades tanto en el trabajo como en el hogar.

Micro estrés que desafían tu identidad.

Estos desencadenan la sensación incómoda de que no eres la persona que realmente quieres ser, lo que puede socavar tu motivación y tu sentido de propósito. Las fuentes son:

  • Presión para perseguir objetivos que no están alineados con tus valores personales.
  • Ataques a tu sentido de confianza en tí mismo, tu valor o tu capacidad de control.
  • Interacciones agotadoras o negativas con familiares o amigos.
  • Ruptura de relaciones.

Micro estrés que agotan tus reservas emocionales.

El continuo desgaste del «reservorio» interno de fortaleza, bienestar y resiliencia que nos permite recuperarnos, concentrarnos, establecer prioridades y manejar los conflictos, se origina en:

  • Gestionar y sentirse responsable del éxito y bienestar de los demás.
  • Conversaciones de confrontación.
  • Falta de confianza en tu red de apoyo.
  • Personas que contagian el estrés con sus actitudes.
  • Estar expuesto a maniobras políticas.

¿Cómo podemos gestionar el micro estres?

todos conocemos las clásicas recomendaciones relacionadas con el ejercicio, la alimentación y el descanso, pero hay momentos en que el trabajar en regular es estrés y no lograrlo rápidamente se convierte en un factor más de microestres, para esto las investigaciones nos refieren acciones como:

  • Gestionar las interrupciones, silenciar el teléfono móvil en espacios de trabajo profundo.
  • Soltar el control, hay experiencias en las que la interpretación que hacemos de determinadas situaciones es la que nos genera micro estrés, puede que haya momentos en los que cambiar la dirección de nuestra atención sea un oasis de paz y tranquilidad.
  • Muévete, parece obvio pero no lo es, sube las escaleras, da una vuelta después de almorzar, o sal caminar en medio de la naturaleza son vías de escape para descargar cada dia los microestresores.

No permitas que tus microestresores se conviertan en una bola de nieve, busca cada dia minimo tres pausas para volver a la calma y regular las tensiones de esta manera no dejas que estas se acumulen y te afecten a largo plazo.

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