En el vasto paisaje de nuestra mente, donde los pensamientos convergen y se entrelazan, se revela un fenómeno intrigante: la reflexión sobre el trabajo durante el tiempo libre. Te ha pasado que estás intentando desconectarte de tu trabajo, descansar viendo una película,leyendo un libro o jugando con tus hijos pero, tu mente sigue empeñada en sobreanalizar en torno a temas laborales? esto es más frecuente y complejo de lo que te imaginas, según un estudio realizado este año por el Instituto de Psicología Wilhelm Wundt en Alemania, encontró que la rumiación relacionada con el trabajo era uno de los predictores más sólidos de fatiga y agotamiento.
Un rincón de la psicología de la salud ocupacional ha desvelado varias facetas notables de este proceso de pensamiento, ofreciendo una panorámica rica y multidimensional de cómo las preocupaciones laborales pueden filtrarse a nuestra vida cotidiana.
- Desapego Psicológico: La primera faceta, imaginate un bumerang que lo lanzas y regresa una y otra vez, así funciona el desapego psicológico. Este se presenta cuando no podemos soltar los problemas laborales incluso cuando estamos fuera del trabajo. Ellos, como sombras persistentes, oscurecen nuestra tranquilidad y afectarán nuestro bienestar emocional.
- Rumiación Afectiva: Como un hámster corriendo en una rueda, la rumia afectiva emerge como la segunda faceta. un bucle de pensamientos intrusivos, omnipresentes y recurrentes sobre el trabajo que se experimentan como negativos en términos afectivos y no te dejan pensar en otros temas y se ve agravada por la sobreexigencia y el perfeccionismo.
- Preocupación vs resolución de Problemas: Aquí, los pensamientos laborales actúan como semillas que se transforman en soluciones creativas. Cuando nos sumergimos en la reflexión constructiva, en lugar de simplemente preocuparnos y permanecer en la rumiación afectiva, tejemos la posibilidad de innovación y mejora.
Existen personas que se sienten importantes y valiosas por estar siempre en modo trabajo, sin darse cuenta de cómo el estrés tóxico afecta su organismo, sus mentes y sus relaciones.
Muchas veces estos tres aspectos se entremezclan y nos hacen abrumar por la ansiedad de estar dándole vueltas a temas laborales siempre, pero no te angusties existe luz al final del túnel y podemos reprogramar nuestro cerebro para aprender a desconectarnos y recargar nuestra energía.
Cambia de mood: igual que lo hace un actor cuando cambia de personaje el ritualizar tu transición del trabajo al modo descanso cambiándote de ropa, poniendo música, saliendo a caminar o comprometiéndote con alguien para ir a cenar, te permite marcar la diferencia en cómo delimitas el fin del trabajo y el inicio del descanso, enviando un mensaje a tu cerebro de las cosas en las que debe centrar tu atención y por lo tanto tu energía, haciendo que quieras disfrutar de otras actividades.
suelta el teléfono móvil: el uso de dispositivos moviles como tablets, computadores y celulares nos lleva inconscientemente a revisar el correo electrónico o ese chat pendiente de la oficina. Una vez termines tu jornada busca otras actividades que no dependan de la tecnología, el ejercicio y la exposición a la naturaleza son excelente opciones.
Identifica las actividades que te recargan: la mejor opción para salir de la rumiación es realizar actividades que te generen emociones satisfactorias, ya que te vuelven a reiniciar y te dan la sensación de satisfacción personal, para esto los más recomendados son los deportes en equipo, la meditación, el arte (si, ese garabato que llamas dibujo también cuenta) el baile, una vida sexual satisfactoria y las prácticas de relajación son algunas de las actividades que te ayudan a reiniciar tus neurotransmisores y sentirte pleno al siguiente día para trabajar.
La clave está en encontrar aquellas actividades que más disfrutas en las que te sientes capaz y te dan una recarga de energía, no te abrumes por que de repente vuelven los pensamientos sobre el trabajo, si son valiosos enviate un chat de whatsapp a ti mismo y el lunes a primera hora lo retomas, ser productivos también implica aprender a descansar.
Nos leemos en una próxima entrada